Markito tiene cuatro años y es el más pequeño de cinco hermanos. Desde su nacimiento y hasta el año y medio, todo en su vida transcurrió normalmente. Jugaba con sus hermanos, gateaba, caminaba y empezaba a decir palabras y frases cortas.

Luego de recibir las vacunas de calendario de los 18 meses, su vida y la nuestra cambiaron abruptamente, dejó de hablar en pocos días, comenzó a caminar en la casa repitiendo circuitos, dejó de mirar a quienes le hablábamos y de darse vuelta al mencionar su nombre.

Los especialistas en el tema nos dijeron: “Si el niño hablaba y prestaba atención, y luego de ser vacunado dejó de hacerlo, fue el timerosal”.

A partir de allí comenzamos a buscar explicaciones a semejante cambio, y luego de consultar especialistas y hacer varios test nos dieron su diagnóstico: TGD (espectro autista).

Ayudame con tu firma para que las Comisiones de Salud del Congreso acuerden una ley que prohíba el uso del timerosal en las vacunas del calendario infantil.

Comenzamos a hacerle estudios y análisis de todo tipo; sin embargo, ninguno nos explicaba el origen de este trastorno ya que por los estudios genéticos sabíamos que había sido adquirido, no heredado.

El timerosal tiene 50% de mercurio y se usa como conservante para las vacunas. En Europa y en Estados Unidos ya se comenzó a eliminar este compuesto de las vacunas.

Investigadores de muchos países relacionan al timerosal con el  autismo y ello explica en parte el creciente número de niños que se hallan dentro del espectro autista, los cuales pasaron de ser 1 cada 20.000 en la década del 70, a 1 cada 23 en 2014 (según publicaciones recientes con referato internacional de varios investigadores de las principales universidades del mundo).

Chile es el primer país de Latinoamérica que  ya cuenta con una ley que prohíbe el uso del timerosal en vacunas; pero la Argentina ni siquiera trata el tema.

Es muy importante vacunar a nuestros hijos así como aumentar el calendario de vacunación en el país a niveles similares a los del primer mundo, pero también es fundamental que esas vacunas que los niños reciben no contengan mercurio.

La experiencia que vivimos con Markito no queremos que la vivan otros papás. Los estudios existen, y muchos países ya están protegiendo los chicos de estos terribles componentes en las vacunas. Esto puede evitarse, juntos podemos.

Muchas gracias,

Valeria y Gerardo

Papás de Markito