El principal problema de la conversión de vehículos de combustión interna a vehículos eléctricos son las “homologaciones”.

Actualmente el procedimiento de homologación es innecesariamente caro, lento y dificultoso, ya que las actuales normativas y reglamentos, en cuanto a conversiones eléctricas, no están preparadas ni actualizadas para la tecnología vigente, es más existe una completa desinformación. Por lo que es necesario una completa renovación en las normativas y la creación de un organismo especializado e infraestructuras para la estandarización y uniformidad de las modificaciones. 

 En estos momentos solo unas pocas empresas especializadas pueden realizar este proceso, no sin grandes esfuerzos, y para el usuario medio es inasumible el desorbitado precio de los tramites exigidos para la serie de pruebas y ensayos propios de una producción en serie, haciendo que el presupuesto de la conversión sea inviable.

Por lo tanto es necesario fomentar las conversiones eléctricas para facilitar los tramites y procesos a las pequeñas empresas, talleres y autónomos. Si se incentivan estas empresas, se está incentivando el vehículo eléctrico más sostenible, es él convertido, con lo que reciclas un vehículo y evitas fabricar otro, reduciendo la huella de CO2 . De igual modo las conversiones deberián estar subvencionadas y ser acompañadas de una eliminación o reducción de impuestos por los motivos anteriores.

 Como comparación en otros países de la UE los tramites para el certificado de circulación de un vehículo convertido se realiza en una sola estación, donde se realizan todas las pruebas y ensayos, de una forma económica y eficaz. En solo varios días es posible recoger el vehículo con todos permisos para la circulación inmediata, comparado con los varios meses que son como mínimo necesarios en nuestro país.