Ciudad de México, 10 de noviembre de 2017

A la opinión pública

Los profesores y estudiantes en el exterior queremos manifestar nuestro apoyo al historiador Mauricio Archila frente a los infundados comentarios que el Senador Álvaro Uribe hizo en su cuenta de Twitter el pasado 9 de noviembre.

Como miembros de la academia vemos con preocupación que desde la política y el legislativo colombiano se pretenda condenar la producción académica de una persona con amplia trayectoria y solidez investigativa, como es la del profesor Mauricio Archila, simplemente por no compartir las opiniones y conclusiones de un sector de la cultura política del país.

Considerar que los escritos de Archila son “apologistas del terrorismo” e identificarlo con acciones que presuntamente defiende, pone en riesgo su integridad en una sociedad tan políticamente polarizada como la colombiana; además, desconoce la rigurosidad académica y los aportes a la disciplina histórica que a lo largo de los años ha realizado este historiador, y que han sido reconocidos por la comunidad académica de Colombia y el exterior. Archila, como muchos de nosotros, no está desprovisto de opiniones políticas, pero tiene, como debemos tener los académicos, un compromiso ético con la verdad, que el Senador Uribe desconoce al dirigir sus señalamientos con fines políticos hacia las convicciones de Archila, y no de manera crítica hacia su producción intelectual.

Un tributo a las víctimas de la academia que ha dejado la guerra en Colombia ha de comenzar por comprender el pensamiento diferente y aprender a vivir con él, aceptando su existencia y abandonando declaraciones que mancillan la probidad de los intelectuales.

Comentarios como los del Senador Uribe medran el respeto por los profesionales que dedican su vida a la investigación y la reconstrucción de los problemas del pasado, y atentan contra la libertad de cátedra que guía nuestro desarrollo laboral diariamente en los salones de clase, las bibliotecas y los archivos. El conocimiento que construimos no depende ni debe depender de las exigencias de un determinado sector de la política del momento, y en defensa de nuestra independencia intelectual no aceptamos que nuestro trabajo sea usado para la defensa de intereses electorales particulares.

Invitamos al diálogo y a la crítica constructiva frente al pensamiento distinto. Defendemos la vida y la integridad de las personas como un primer paso hacia la paz y la reconciliación en Colombia.